11/10/14 Desde hace algunos
años una serie de cambios de identidad han considerado el uso de minúsculas en
sus logotipos. ¿Es acaso una tendencia determinada por nuevas formas de
comunicación digital y corporativa?
Un poco de historia
Si revisamos el génesis de las minúsculas notaremos
que, a modo de parábola bíblica, nacieron de las costillas de las mayúsculas. Históricamente
y durante muchos años sólo hubo mayúsculas en el alfabeto. Las capitulares
romanas reinaron por cientos de años para luego -a modo de evolución natural- dar
lugar a la aparición de las minúsculas. Aquellas,
si bien otorgaban a la escritura mayor rapidez y practicidad, fueron relegadas
a los manuscritos de uso común y no a los grandes letreros y logotipos, que
tendían a ser en mayúsculas.
Y así fue durante siglos. Hasta hace casi veinte
años cuando un cliente, y con mayor razón una gran empresa, venía con un proyecto
de diseño de logotipo siempre esperaba ver su nombre en mayúscula. Era inconcebible
otra opción. Si revisamos los logotipos de empresas de las décadas del 50 al 80
del siglo pasado lo confirmaremos.
Nuevas
formas de comunicación
Pero hace algunos años esa característica cambió:
las empresas han ido renovando su identidad apostando por el uso de minúsculas
en su logotipo. Revisando los cambios de identidad de los últimos años
notaremos la tendencia. Desde AT&T (2005) hasta Nextel (2012). El nuevo
siglo vino con una clara tendencia hacia el uso de minúsculas.
¿Qué es lo que sucedió? Considero que esa tendencia
se debe a cambios sustanciales en la comunicación personal y corporativa.
En cuanto a la comunicación personal se torno principalmente
digital. Los chats, foros, blogs y redes sociales extendieron el uso de la
comunicación escrita. Ahora escribimos muchos mensajes al día. Probablemente
pasamos más tiempo escribiendo que hablando. Es más, el uso del lenguaje
escrito digital planteó nuevos signos icónico/textuales como los emoticones. Y
es dentro de este uso que se marcó la diferenciación semántica entre las mayúsculas
y minúsculas ¿Cuántos de nosotros alguna vez no hemos contestado “no me grites”
a una alocución escrita en mayúsculas sea en un mail o en una conversación de
chat? Así lo entendemos ahora. Las mayúsculas gritan.
Sumado a lo anterior, además hubo un cambio en el
discurso de la comunicación corporativa. Y es que antes las empresas querían
gritar sus mensajes. Ser imponentes. La publicidad de bancos hablaba de capital
social haciendo referencia a la imagen de un sólido edificio. Las empresas
querían ser señorones respetables. Hablaban con voz gruesa y ronca. A veces
hasta engolada. Se vestían de saco y corbata. Y claro firmaban sus nombres en
mayúscula.
Pero eso también cambió. Las empresas (y por ende
las marcas) ya no quieren verse lejanas
e inaccesibles. Quieren verse cercanas y humanas. Ahora te cuentan historias
cargadas de emoción. Es más ellas mismas se emocionan. Te hablan al oído. Te
tutean. Quieren ser tus amigos. Y las minúsculas son ideales para ello.
Entonces…
¿Significa que la renovación de un logotipo tiene
que realizarse en minúsculas? No necesariamente. Lo que si se concluye es que
actualmente hay una marcada diferenciación semántica en el uso de mayúsculas o
minúsculas.
Tal vez la segunda decisión en la construcción de
signos de identidad de una empresa -luego del nombre- es esta: ¿mayúsculas o
minúsculas? No es igual usar una u otra. Pero bueno deja que te sugiera tu
diseñador que por años estudió tipografía.
(*) Artículo publicado inicialmente en marzo del 2013 en el portal mexicano de publicidad RoastBrief. Pueden verlo en este link
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